Elegir la figura jurídica correcta impacta en tu responsabilidad, en cómo atraes inversión, en tu gobierno corporativo y hasta en los impuestos que pagarás. Si te preguntas “qué tipo de sociedad mercantil me conviene”, esta guía te ayudará a tomar una decisión informada con base en tu etapa de crecimiento, número de socios y metas de expansión

¿Qué es una sociedad mercantil y cuándo la necesitas?

Una sociedad mercantil es una persona moral creada por dos o más personas (en algunos casos por una sola) para realizar actos de comercio con fines de lucro. Tiene personalidad jurídica propia, es decir, derechos y obligaciones distintos a los de sus socios. Constituir tu empresa como sociedad te permite: separar patrimonio personal del empresarial; acceder con mayor facilidad a financiamiento, contratos y cadenas de suministro; y profesionalizar la operación con reglas claras entre socios.
Necesitas una sociedad mercantil cuando vas a vender de forma organizada y recurrente, cuando participarás con clientes que exigen RFC de persona moral, cuando deseas limitar tu responsabilidad, y/o cuando planeas integrar socias/os o inversionistas.

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¿Cómo decidir qué tipo de sociedad mercantil te conviene?

Antes de ver las figuras, responde estas preguntas clave:

  • Socias/os: ¿Cuántas personas participarán y en qué rol? (operación, inversión o ambos).

  • Responsabilidad: ¿quieres responsabilidad limitada a tus aportaciones o estás dispuesto a asumir responsabilidad personal e ilimitada?

  • Crecimiento: ¿buscas atraer inversión institucional y emitir acciones o prefieres mantener control cerrado?

  • Tiempo y costos: ¿necesitas constituir rápido y con bajo costo o puedes afrontar mayores formalidades a cambio de flexibilidad para crecer?

  • Gobierno corporativo: ¿Qué tan profesional y transparente debe ser la toma de decisiones?

Las figuras más comunes en México (características, ventajas y consideraciones)

Sociedad en Nombre Colectivo (S. en N.C.)

Es la figura más tradicional: todas las personas socias administran y responden de forma ilimitada y solidaria por las deudas sociales.
Ventajas: control directo y reglas claras entre pocas personas socias de alta confianza.
Consideraciones: el riesgo patrimonial es alto; suele ser poco atractiva para crecer o atraer inversión externa.

Sociedad en Comandita Simple (S. en C.)

Conviven dos tipos de personas socias: comanditadas (gestionan y responden de forma ilimitada) y comanditarias (aportan capital con responsabilidad limitada).
Ventajas: separa a quien opera de quien invierte, útil cuando hay inversionistas pasivos.
Consideraciones: la parte ilimitada mantiene un riesgo elevado para quienes administran.

Sociedad de Responsabilidad Limitada (S. de R.L.)

La responsabilidad de cada persona socia se limita a sus aportaciones. Suele tener un máximo de 50 socios.
Ventajas: equilibrio entre formalidad y simplicidad; buena para empresas familiares o equipos cerrados que valoran control.
Consideraciones: no es la figura favorita para rondas de inversión grandes; la transmisión de partes sociales es más restringida que la de acciones.

Sociedad Anónima (S.A.)

Responsabilidad limitada al pago de acciones. Exige al menos dos personas socias.
Ventajas: estándar para crecer y atraer capital; permite órganos de gobierno corporativo robustos y distintos tipos de acciones.
Consideraciones: más formalidades y costos que una S. de R.L. o una SAS; requiere mayor disciplina administrativa.

Sociedad en Comandita por Acciones (S.C.A.)

Híbrida: hay personas socias comanditadas (con responsabilidad ilimitada y control) y comanditarias (aportan vía acciones con responsabilidad limitada).
Ventajas: combina control concentrado con acceso a capital.
Consideraciones: más compleja de diseñar y menos común en etapas tempranas.

Sociedad Cooperativa (S. Coop.)

Enfoque de esfuerzo propio y ayuda mutua; la asamblea es la máxima autoridad y los beneficios se reparten de forma democrática.
Ventajas: excelente para proyectos con propósito social y participación equitativa.
Consideraciones: no siempre es el vehículo ideal cuando buscas capital privado tradicional o decisiones rápidas centralizadas.

Sociedad por Acciones Simplificada (SAS)

Pensada para micro y pequeñas empresas, puede constituirse en línea por una o más personas físicas (sin necesidad de fedatario en su etapa inicial).
Ventajas: rápida y de bajo costo para formalizar, facturar y acceder a programas y crédito.
Consideraciones: tiene un límite de ingresos anuales; si lo superas, debes transformarte (por ejemplo, a S.A.). Implica cumplir requisitos específicos de publicación y controles básicos.

En resumen: si te preguntas qué tipo de sociedad mercantil me conviene, la SAS es ideal para empezar formal y rápido; la S. de R.L. para equipos cerrados que priorizan control y responsabilidad limitada; y la S.A. para empresas que planean escalar y atraer inversión con gobierno corporativo más robusto.

Pasos para registrar tu empresa como sociedad mercantil (de forma clara y sin estrés)

1. Define el tipo societario, objeto y nombre. Revisa homonimias y ten claro qué venderás, en qué estados operarás y cómo se integrará la administración.

2. Elabora el acta constitutiva con un notario o corredor público (salvo SAS en línea) e incluye: denominación, objeto, capital, administración, facultades, distribución de utilidades, derechos y obligaciones de socias/os, causales de exclusión y disolución, y reglas de transmisión de partes sociales/acciones.

3. Inscríbete en el SAT para obtener el RFC de persona moral. Esto habilita la facturación y te coloca en el radar fiscal.

4. Regístrate en el Registro Público de la Propiedad y del Comercio (RPPC) del estado correspondiente: ahí se da publicidad a la existencia de tu sociedad.

5. Da de alta a tu empresa como patrón en el IMSS cuando contrates personal. El trámite es en línea y debe realizarse a los pocos días de iniciar operaciones.

6. Protege tu marca y/o nombre comercial ante el IMPI. Aunque no es obligatorio, es estratégico para evitar conflictos y construir activos intangibles valiosos.

7. Obtén licencias y permisos municipales/estatales específicos a tu giro (por ejemplo: uso de suelo, funcionamiento, sanitarios, ambientales).

8. Formaliza tu operación: abre cuenta bancaria empresarial, implementa una contabilidad ordenada y define políticas internas (firmas mancomunadas, controles de gastos, contratos tipo).

Consejo: solicita cotizaciones con distintas notarías/corredurías (los honorarios varían por ciudad); si vas a empezar pequeño y necesitas velocidad, arranca como SAS y planea la transformación cuando las ventas lo justifiquen; y prepara desde el día 1 un acuerdo de socios claro para evitar conflictos.

Errores frecuentes al constituir (y cómo evitarlos)

 

  • Elegir por moda, no por estrategia. La figura se decide según tus metas, número de socios y plan de financiamiento.

  • No separar lo personal de lo empresarial. Abre cuenta bancaria de empresa y mantén una política estricta de gastos.

  • Postergar la protección de marca. Registrar tu marca a tiempo evita costos y litigios futuros.

  • Juntar todo en el acta sin reglas claras. Incluye mecanismos de salida, cláusulas de no competencia y lineamientos para nuevas entradas de capital.

  • Confiarte con la SAS. Es ideal para empezar, pero planea la transformación si proyectas rebasar el límite de ingresos o atraer inversión institucional.

Conclusión: elige con visión de 24 meses

La pregunta “qué tipo de sociedad mercantil me conviene” se responde mejor mirando dos años hacia adelante. Si prevés sumar socias/os, levantar capital o expandirte geográficamente, conviene una figura que soporte esa ambición (por ejemplo, S.A.). Si lo urgente es formalizar y vender ya, la SAS acelera el arranque. En estructuras familiares o de equipos cerrados, la S. de R.L. ofrece control y responsabilidad limitada.
Cualquiera que elijas, acompáñala de gobierno corporativo básico, procesos contables ordenados y una marca protegida. Eso te ahorrará tiempo, dinero y dolores de cabeza.

Te invitamos a leer el reporte Retos y oportunidades para la constitución de empresas en México. Un análisis de las sociedades mercantiles, elaborado por la ASEM, en colaboración con la Fundación Friedich Naumann y el Tecnológico de Monterrey, que brinda información técnica sobre la  simplificación de  trámites  y  reducción de costos  para  constituir  empresas,  poniendo  énfasis en  las  sociedades  mercantiles.

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